Minerales sucios
Los smartphones
Los teléfonos inteligentes generan más gases de efecto invernadero que los demás dispositivos electrónicos, aunque su huella de carbono es modesta comparada con los principales culpables del cambio climático, como el sector energético o el de transporte. Aún así, la minería de los componentes es un problema de calado, porque no solo contamina la atmósfera, sino que también destruye ecosistemas y genera desechos de relave que intoxican ríos y suelos.
La minería de oro para móviles es una de las principales causas de deforestación en la Amazonía. Además, el proceso de extracción genera residuos tóxicos de cianuro y mercurio que contaminan los sistemas fluviales. Este tipo de actividad industrial es un problema global que no solo afecta a los ecosistemas, sino también a las personas.
En el Salar de Atacama de Chile, y otras regiones andinas de Argentina y Bolivia, se evaporan cantidades enormes de agua para obtener el litio que da vida a las baterías electrónicas. Al otro lado del charco, la República Democrática del Congo se ha convertido en el mayor productor de coltán, un mineral que contiene tántalo para los dispositivos electrónicos y durante años se ha comercializado por grupos armados del país para financiar la guerra civil.

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